La Internet, las aplicaciones de realidad aumentada y su experiencia en ecommerce
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¿Probarse un par de zapatillas sin tener que ir a la tienda? Sí, es posible, más aún con las AR commerce. Lo mismo puede ocurrir al momento de comprar un sofá nuevo para el apartamento o un nuevo dispositivo tecnológico que nos simplifique la vida.
El ecommerce poco a poco estará apostando por la realidad virtual y todo lo que tenga que ver con el 3D commerce. Esta tecnología brinda un contrato estrecho entre nuestra realidad y la virtualidad. Es una proyección en tiempo real, visible a través de cualquier dispositivo móvil, de lo que se desea adquirir para el uso propio o común.
Pronto será algo normal entrar a diversas tiendas de marcas conocidas, usando gafas de realidad virtual y adquiriendo todo tipo de productos, desde ropa, muebles, electrodomésticos, hasta boletos de avión, tecnología, etc.
Genera experiencias inmersivas que permiten al usuario gozar de un mundo extensible desde la comodidad de su hogar o del lugar donde se encuentre. No solamente las empresas del desarrollo de videojuegos han puesto el ojo en este ambiente virtual.
Los sectores de la educación, la salud, la ingeniera, los inmuebles, la industria del entretenimiento y el marketing están haciendo grandes inversiones para mejorar la experiencia de sus usuarios.
Recordemos que el objetivo de estas tecnologías es combinar el mundo físico con elementos digitales y no reemplazar la realidad. Es hacer que el usuario recuerde una marca basándose en la experiencia. Este tipo de aplicaciones brindan un contacto más directo entre la empresa y el cliente en tiempo real.
Cada vez estamos más conectados, es una verdad innegable. Por cuestiones de trabajo, entretenimiento o estudio, los dispositivos que utilizas se han convertido en una ventana que te brinda una vista del ecosistema virtual que nos rodea. Es un ecosistema que te permite comprar, pedir, contemplar, acercar, interactuar? Les hemos dado a nuestro celular, computadora, tablet o reloj inteligente la capacidad de intervenir en nuestra vida.
Al momento de realizar la compra de un pantalón o un camisa, la cámara de nuestros dispositivos se puede encender y para medir, a través de una simulación, la talla, el color o el estilo que hayamos escogido. Esto se conoce como probador virtual o probador 3D.
Se puede aplicar a empresas como IKEA, la cual te deja proyectar, por medio de la realidad aumentada, el nuevo armario que vas a comprar en el espacio que ya tienes destinado para él. Estas experiencias digitales son creativas e impulsan la toma de decisiones cuando se quiere adquirir algo. La personalización de la marca y el establecimiento de un sistema narrativo del producto o servicio hacen que todo el proceso de compra tenga más recordación.
¿Qué ventajas nos traen las aplicaciones de tipo AR commerce?
Innovar produce miedos. Sin embargo, las AR commerce brindan grandes ventajas a un negocio en crecimiento o ya existente. En general, a los negocios que están en la búsqueda de herramientas que mejoren sus ingresos.
Aportan experiencias digitales:
No solamente nos referimos a adquirir un producto, sino también a la información disponible sobre lo que se ofrece. En el caso de las empresas de turismo, se puede dar un vistazo a sus hoteles y características, así como a los lugares para visitar
Generación de interacción audiovisual:

El comprador verá un entorno virtual enriquecido que se acerca a lo que vive en su realidad, lo cual aumenta la confianza y genera una mayor cercanía con la tienda virtual.
Recolección de datos:
Como es una opción altamente interactiva, permite determinar en mayor medida las tallas más compradas, los colores más buscados, el producto eleccionado con una mayor rotación, los tiempos de consulta y las decisiones finales.
Disminución en la tasa de devolución de la compra:
Da una idea cercana del producto comprado, por lo que disminuye sustancialmente las devoluciones. El cliente pudo experimentar cómo se veía el producto, si las dimensiones eran correctas o si el hotel elegido le ofrecía lo que realmente deseaba.
Las aplicaciones en esta materia se están abriendo paso para quedarse. Grandes ciudades como Tokio o Nueva York han adaptado pantallas con esta tecnología para cautivar a los transeúntes e impulsar las marcas. Ahora, es posible ver cómo un gato gigante salta de las vallas publicitarias y parece que nos va a cazar.
O el impulso de una plataforma de música nos hace creer que nuestra banda favorita está tocando en vivo en el borde del edificio que tenemos en frente. No se puede decir que las opciones que brinda esta tecnología son infinitas. Si bien esto se creó en los 90, ahora se está volviendo a mirar y los ajustes que quedan por realizar son demasiados.
Hay que tener en cuenta que Facebook hace poco anunció Meta, un mundo donde podrás estar tanto de manera virtual como presencial. Este mundo dará más opciones o abrirá más aristas a lo que hoy conocemos sobre la augmented reality. La interacción con tus amigos tendrá otro nivel, así como dar regalos o asistir a un evento social.
Si quieres conocer de primera mano lo que trae este avance tecnológico y de programación, puedes descargar en tu celular aplicaciones como Pokémon Go y salir con ella a dar un paseo por tu ciudad mientras vas cazando criaturas de este mundo.
Si prefieres algo más tranquilo, puedes entrar a las páginas web de Converse, Lacoste y Zara, que tienen apps diseñadas para que puedas ver cómo te queda la ropa que diseñan, desde los zapatos hasta una chaqueta.
Por ahora, solo nos queda seguir interactuando, ver qué tan cómodos nos sentimos con esto y qué tan viable lo vemos para nuestra vida diaria. Puede que, en unos años, podamos vender nuestra casa sin la necesidad de que alguien la visite.
Simplemente, colocaremos un modelo de la casa a través de una web con la tecnología 3D commerce y ya está. La persona interesada podrá situarse en la sala y verlo todo desde ahí, asomarse al balcón y contemplar cómo son las calles cercanas al lugar de la vivienda. Incluso podrá entrar a la cocina para imaginar que está preparando su plato favorito en ella.
Lo mismo puede ocurrir con la ropa diseñada por nuestros hijos o los muebles hechos por el abuelo.
